26 enero 2010

Wicked game (Travesuras)


Bajo la tela desnuda, caída sobre cada curva descrita de una silueta perfecta de mujer, se dejaba intuir una piel blanca casi intocablemente cristalina. Tacones insinuantes que hacían denotar la largura de unas piernas idealizadas por cualquier hombre, manos delicadas y cuidadas como pétalos de rosas recién brotadas ante la luz. Cabello esparcido como por casual sobre el abrigo, con un toque de media humedad casi calibrada para dar a ver reflejos azules en cada ondulación. Me fijé en ella al entrar al restaurante, la vi de espaldas cuando el gerente se ofreció a recoger su abrigo. El vestido que llevaba le daba un matiz de glamour con cierto carácter de intocable para mí. A medida que dejaba caer el abrigo de sus brazos, mi intuición iba demostrándose, piel de cristal, espalda modelada en alabastro, vértebras ensambladas a precisión, dando forma a un paisaje entre delicado y perverso, cualquier juez precintaría por llevar a la locura al más frío de los mortales... No podía dejar de mirarla, creo que mi mirada descodificó cada detalle de su cuerpo...


Recogió la ficha que le entregaron del guardarropas, cada movimiento que surgía de ella era como si se difuminara el entorno y solo estuviera ella y mis ojos, tenia la impúdica sensación de acecharla... pero era una visión espléndida... Cuando se guardó el ticket en el pequeño bolso de mano, se giró lentamente, o no sé si es que yo estaba ensimismado, pero tenía la sensación de que el mundo se paraba para que yo captara cualquier sutil cambio que ella provocara... Que figura tan esbelta, todas sus curvas eran acariciadas por mis pupilas. Caderas, vientre, costados casi desnudos por el vestido ampliamente abierto para mostrar ampliamente el paisaje de su espalda, injustamente cruzada por unas casi imperceptibles tiras de brillantes perlitas que correspondían con los tirantes del vestido tan negro como su pelo. No llevaba sujetador, pero sus pechos mantenían el descarado perfil de unos senos radiantes tras ser culminados por la pasión... Dios!!!! no podía apartar mi mirada... Tan solo se dejaba ver el comienzo del canal que delimita sus pechos, que junto a esos hombros desnudos, hubiera revivido a cualquier animal inerte del planeta... Su cuello, elegante y terso, soportaba una cara dulce, una boca tentadora, carmín rojo pasión, labios perfilados haciéndolos más vivos, más radiantes, más apetecibles... para besarlos y comer de ellos para poder vivir... Nariz estéticamente equilibrada junto a unos pómulos insinuantes que denotaban un maquillaje ligero, para no darles demasiado color... Y sus ojos... Se dieron a lucir en un baile entre caracolas que prendían escalofríos en mi piel, que ella apartó con delicadeza para no estropear la naturaleza intacta de sus rizos, con suavidad como si de un gesto divino se tratara... Que ojos de misterio y pasión consagrada iluminaban su cara, profundidad y temperamento, fortaleza y seguridad, párpados de seda y pestañas inmensas en una odisea tan mágica como irreal, ojos árabes con toda la hermosura de su cultura... Sentí una inseguridad imprevisible, ingenuidad infantil a lomos del deseo, era... era... era una Diosa, y Dios!!! la deseaba!!. Estaba sumido en un terror indescriptible, pero la deseaba... estaba enfermo de esa impotencia que te da el tener la vida y la felicidad a golpe de voz y saberte afónico en ese preciso momento...

Cuando empezó a caminar hacia el interior del restaurante, comparsa de sus pasos al unísono de sus caderas, despliegue insofacto de mi virilidad... Señor!! señor!! solo veía la enigmática impresión de sus ojos, que belleza, que pasión, no podía apartar mis ojos, si me mira me da algo... Espero se me pase para cuando llegue ella... Ella!!, se me había ido de la cabeza... esto es imperdonable, por favor que impresentable soy, ¿qué hora es? las 22:00, ya debería haber llegado, bueno me dijo que quizás se retrasaría... mejor así, porque ahora mismo estoy algo... bueno... algo diferente a mi estado habitual...

Tiene unos tobillos perfectamente estructurados y sabe calzar con elegancia unos tacones, siempre me ha impresionado esa virtud femenina de saber mantener elegantemente un paso decidido pero absolutamente pudoroso, como si mantuviera una equidistancia de su entorno, donde implica un movimiento sensual y erótico de caderas, un paso exacto para que se rocen sus muslos atrevidamente al caminar... ufff Dios!!! por favor, que llegue está chica ya porque me estoy poniendo de un... nervioso que no me aguanto ni yo... y ella sigue acercándose... por Dios!, que se vaya donde no pueda verla... pero creo que más atrás está todo sólo, seguramente haya quedado con alguien que es un impuntual y un mal educado, esos tipos suelen tener suerte...

Dios!! que mirada, creo que se ha dado cuenta de que estoy ensimismado con ella y no puedo dejar de mirarla. Me mira como preguntándose: "¿...qué mirará este capullo, no habrá visto una mujer en su vida?...". Que vergüenza, es una situación muy violenta, haré como que miro el reloj...

- No, no mires la hora, sé que llego tarde, perdona. Buenas noches, ¿eres Ricardo verdad?...he
observado que me mirabas, ¿cómo sabías que era yo? - Estaba tan segura de que la miraba por haberla reconocido que me agarré a esa excusa como náufrago en medio del océano-

- Buenas noches Silvia, eres tal te había soñado...- Seré embustero, sólo la he soñado por
tirármela, creo que en mi sueño no era ni la mitad de lo que es. Me levante para retirarle la silla cortésmente- Y no te has retrasado, has sido puntual, exceptuando que tenías que haber aparecido hace años en mi vida- Se lo solté sin dejar de mirarla...

Sonrió de una manera pícara, tenía unos labios preciosos, la sonrisa le iluminaba la cara y creo que incluso el local, es perfecta, parece como dibujada o esculpida a lo que cualquier hombre desea para él... Tiene una mirada tan segura como penetrante, me desnuda y recorre como quiere y me deja sin defensas ninguna, porque me gusta que me mire así y no puedo resistirme... Con mis pupilas clavadas en las suyas, sintiéndome observado, ella sin parpadear, recorriendo mi rostro, analizando si hubiera algún cambio, se para en mis labios, delimitándolos, contorneándolos... y la observo que vuelve a clavar su mirada en mis pupilas, como dándome tregua... le gusta jugar y sabe como hacerlo... Yo soy algo más tímido o pudoroso, pero me atraía ella... la situación... la deseaba y... ¿porque no? Jugaremos... a ver quien resiste más... Mis ojos acechándola, pero a diferencia de un primer momento de total lujuria, ahora mi mirada se hizo más orgullosa y tensa, observando sus ojos, sus pómulos, sus labios, su barbilla... me arme de valor y seguí dibujando su cuello terso, sus torso y su escote, acariciando sus pechos con la mirada serena pero perversa para no violentarla, y algo indecisa ante su reacción, así que volví hacer el recorrido inverso hasta sus ojos, y le pregunté sin apartar la mirada de sus pupilas:

- ¿Qué quieres tomar mientras pedimos la cena? - Mis labios se movían para vocalizar a la vez
que degustaban las curvas imaginadas de sus labios sobre los míos.-

- ¿Qué tomarás tú? - Su voz parecía que me envolvía de ella, me balanceaba en una
marea al vaivén de sus labios y sus miradas, me tenía absorto en su geometría de mujer.-

Le hice señas con la mirada a nuestro camarero que se acercó inmediatamente:

- Para mi un whisky seco, por favor.- Creo que fue un acto reflejo para dármelas de duro y
sin embargo estaba hecho un flan...-

- ¿Y para la señora?

- Yo tomaré un jerez frío, gracias.- Espléndida elección, algo que le de dulzura y carácter a
esos labios de pecado.-

- Me has fascinado, eres preciosa y estás deslumbrante.- No estoy acostumbrado a piropear a
una mujer, pero tampoco encontraba expresión para mi visión.-

- No es por ti, ni por mí, sigo pensando igual que en nuestras largas conversaciones, pero el saberte
real me parece, algo... tan... tan... no sé, tan ...como cuando hablamos por teléfono la primera vez, ¿recuerdas?... – Sé que está tratando de sacar el tema... mejor así, porque yo no tendría valor.-

- Cómo no voy a acordarme, creo que toda la Junta Directiva de la empresa notó como se me erizaron
hasta los pelillos de la nuca... que apuro...- Dije sonriéndole con lascivia y mucha picardía. No sé como me salió decírselo, pero lo hice. A la vez que ella me miró con cierto aire perverso...

Mis ojos denotaban la lujuria que tenía disimulada, creo, hasta ese momento, y me sentí nervioso de nuevo en ese instante, yo y mi entrepierna... Lo más seguro es que esta cena se quede en eso, una cena entre dos amigos que se conocieron por un casual en internet... Pero que leches! Si cada vez que nos hemos encontrado, han saltado hasta los fusibles por no decir... mi bragueta... y hablando de bragueta... me aprietan los boxers... si es que me mira de una forma y lo hace queriendo... y lo peor es que le da resultado y me gusta... señor!! Si tiene que ser un placer poder acariciarla como imaginé tantas veces mientras hablábamos de nuestras intimidades...

- Y dime, ¿qué piensas del encuentro?- A la vez que me habla noté como me rozó una de sus largas y estructuradas piernas...

Las tenía cruzadas y supongo las descruzaría, porque al tenerla enfrente no podía vérselas... pero si imaginarlas... con esa abertura justo a las tres cuartas partes de su pierna izquierda... Dios!!! No quería imaginar, porque es peor, pero no puedo evitarlo... me tiene sumido en su cuerpo, en su boca, en sus miradas, no necesita hablar para tenerme preso... Ella seguía mirándome insinuante, recorriendo incluso mis brazos, mis manos, me observa incluso la forma de coger el vaso, de llevarlo a mi boca, de beber, esa manera de mirar incita a que me sienta deseado por ella, pero... claro no sabe si seré capaz de plantearle algo más... ni creo que yo lo sé...

- No sé, exactamente que decir, nunca había quedado para cenar con alguien a quien no había visto antes.
Aun así te puedo decir que por ahora me has demostrado ser una mujer preciosa, inteligente, con un gusto exquisito y muy... si me permites decirlo sin que te lleve a un estado desagradable, me resultas muy atractiva y tentadora... Tus obras de arte son reflejos de ti - Lo dije mirándola a los ojos, mientras sus labios acariciaban el fino limite de la copa... -

Volvió a rozar mi pierna, creo que fue deliberadamente, me clavaba una mirada de deseo a la que mi piel contestó con un escalofrío, parecía que mi sangre bullía y sus labios lo percibían... abandonó la copa y metió la mano bajo la mesa, sus pupilas se dilataron, provocando un brillo extraordinario en sus ojos, me miraba tan maquiavélicamente... creo que mis ojos se hicieron más voluminosos... señor!! No me creo esto... ella se mordió el labio inferior sin dejar de clavarme sus punzantes miradas... creo que escuchaba su respiración entrecortada y profunda... Dios!! lo que daría por saber que... estoy sudando y con mi miembro a explotar... hasta mi respiración se ha descontrolado... ya no sé ni que denota mi cara, pero mis ojos la penetran...

- Silvia, dime que está haciendo tu mano o... – Estaba fuera de mi y ella lo sabia. -

- ... o.. ? - Dejando caer el mechero debajo de la mesa... me va hacer reventar los boxers, y
seguía mirándome para derretirme... y lo conseguía, mis labios secos, pero mi boca agua... –

La miré un solo instante, tenía un gesto travieso y muy perverso. Me incliné bajo la mesa... Santo Dios!!!! Tenía el tanga hacía un lado y sus dedos sobre su clítoris húmedo... hundiéndolos entre sus labios... acariciándose entre sus piernas disimuladamente separadas para que pudiera ver su sexo depilado y húmedo, palpitante, apetecible... Y cuando empezó a desear más quito sus dedos... Yo chorreaba sudor por mis sienes y ella flujo en su sexo... necesitaba desabrochar mi camisa y aflojar la corbata... Me incorporé, supongo que tendría cara de hombre lobo a punto de devorar una presa...

- Ricardo, excúsame, voy un momento al tocador... - Se levantó mirándome a los ojos
Como avisando de lo que no me atreví ni a imaginar... -

Bordeó la mesa y al llegar a mi lado se inclinó para decirme algo, rozando con sus dos dedos húmedos sobre mis labios... Me dejó esa caricia húmeda de un manjar tan deseado como codiciado... La deseaba sin compasión, si no fuera un sitio público, la agarraría, le arrancaría el vestido y me la follaba aquí mismo en la mesa... estoy como un animal en celo... no sé si pienso con coherencia pero... la tomaría como un animal, le haría lo que tantas veces dijimos... haría que su placer fuera único y que gozáramos, que el deseo se hiciera tan real como lo siento ahora...

- Paga, ahora vuelvo. - Lo soltó con una voz... hizo retumbar mis instintos más bajos... y se
dirigió al tocador-

Le di al camarero la tarjeta de crédito y volvió para la firma. En ese momento llegó Silvia. El camarero nos saludó y abrió paso hasta el hall. Donde ella recogió su abrigo, le ayude a cubrir su hermosa espalda, y no pude ni quise evitar acariciarla desde donde empezaba la abertura del vestido a su nuca, acariciándole el pelo, sedoso y adorable, era inevitable no sentirse arropado por una imagen tan perfecta, una fragancia tan personal como ella misma... me tenia a su merced.

- Tengo el coche en la esquina, espérame unos minutos y lo traigo. – Aún no me creo esto...

Llegué al coche, lo abrí y me senté, como si de una tensión pesada me librará, me desplomé en el asiento, me repetía a mí mismo, Ricardo tranquilo déjala que ella te marque pauta, la tienes a tiro. Pero también me decía, joder Ricardo las tías pueden contigo... Pero esta no es una más es una Diosa y un encanto. Quizás sea la mujer que he esperado durante 35 años. Abstraído en mi mismo arranque el coche, al llegar, me apee para abrirle la puerta. Ella se entró en el coche dejándome bañado en su perfume, y volvió a regalarme una sonrisa tierna y sensual... Volví a arrancar el coche y le pregunte:

- ¿Dónde vamos?- No sabia si mencionar un hotel o mi casa... –

- Si te parece bien y apetece... podemos ir a mi casa... ¿o quieres que vayamos a la tuya?- Me miraba, me observaba, sabía que estaba muy excitado...

Me dio las indicaciones y subió el volumen de la radio... Se hacía tan sensual como la música, era como si Gary Moore interpretara para ella, parecía como si se difuminara su cuerpo con los acordes de esa guitarra... cuando se giró para mirarme, su pelo recostado sobre sus hombros, una imagen de ensueño... Apoyó su mano sobre la palanca de cambios lentamente, como acariciándola, para que yo la mirase, en ese momento mi mano sobre la de ella para cambiar de marcha, y pareció como un calambre recorría nuestros cuerpos, creo que los dos sentimos ese escalofrío vertiginoso... La miré a los ojos fijamente y ella a mi. Observé sus pechos arrebatadores y su pierna que dejaba ver la liga de la media. Ella seguía mi mirada, sabía que la deseaba... apartó su mano de la palanca y la dirigió a mi cara para acariciarme, pasar sus uñas por mi piel lentamente... mientras su otra mano acariciaba sus piernas, sus dedos sobre mis labios, entreabriéndolos para que se los degustara y lamiera... su otra mano buscando soltar el resorte del asiento para reclinarlo más, subiéndose un poco el vestido y separando sus largas piernas... Dios!! Los pantalones me iban a reventar... Madre de Dios!!... Llevo sus dedos sobre su tanga, acariciando su sexo... mirándome... mi respiración excitada de desbocó, mis testículos estaban a punto de estallar, me resbalaba el sudor a mares, me dolía mi sexo por no poder aguantar más... y ella gemía lentamente para que yo la oyera... Señor!! Vamos a tener un accidente sino paro el coche... No sé para donde mirar ... Dios Santo!! Se bajó el tanga y se deshizo de el cojiéndolo con una mano y con la otra en su sexo desnudo... Me miraba sin compasión, era la lujuria en persona...

- ¿ Te gusta, verdad? – Me preguntó sin necesidad de respuesta-

- Dios!! Silvia!! Te juro que no hay nada en este mundo ahora mismo que desee más que esto. Pero por
Dios para!! que estamos en carretera y no me concentro, vamos a tener un accidente... Eres tan hermosa... – Estaba fuera de mi, si por mi fuera hubiera hundido mi cabeza entre sus piernas allí mismo, en ese momento...-

- ¿De verdad deseas que pare?- Me lo preguntó como si pidiera condescendencia, olía a su
perfume, a su humedad...-

- La siguiente calle es la tuya, espera que lleguemos, me voy a correr aquí como sigas- Se lo pedí casi
suplicándole...

Eramos como dos fieras en manos de la lujuria y el deseo...

Al llegar al portal no resistí más la tomé por la cintura y ferozmente la besé como si dependiera de ello mi vida, deseaba y mordí esos labios, esa boca, su sabor, su olor... era toda una conjunción de sabores y sentimientos, deseos, pasión... sus pechos turgentes, sus pezones haciendo su cometido en mi pecho y mi mente... sus piernas rodeando una de las mías... su sexo desnudo, su olor a sexo, su perfume. Ella tan cálida, tan excitada, seguro que húmeda y delicioso de probar... entramos al ascensor casi a zancajadas, ella desvistiendo mis hombros, mi corbata, mi camisa... la agarré de las nalgas mientras nos devorábamos y apoyada sobre el espejo, la levante sobre mi cintura la cual rodeó con sus preciosas piernas... Mientras mis manos abrían su sexo y mis dedos se colaban en él, Dios!! éramos dos animales. Su fluido estaba tan caliente como ella, como yo, mis dedos acariciando toda su abertura chorreante, palpitante, ella gemía en mi oído al rozarle el clítoris, me mordía el lóbulo, me deseaba, decía entre gemidos. Yo excitado la levaba más y tocaba la vagina, penetrándosela, masturbándola y ella más gemía y me mordía, su flujo chorreaba en mi mano, creo que hasta en el suelo... Paro el ascensor. Su planta... se abrió, se dejar de besarnos y tocarnos me llevó a la puerta de su casa, abriéndola, me entró y tras ella cerró la puerta.

Yo tenía mi miembro a estallar, ella desde la puerta como una gata en celo me miraba de arriba abajo, como estudiando sus próximos movimientos... miraba mi miembro como comprobando que estaba como ella quería, esbozando una sonrisa diabólicamente perversa y sugerente... sin apartar sus pupilas de las mías, sus manos deslizaron las finas tiras que cubrían sus hombros, haciendo caer ante mis desorbitados ojos el vestido, una visión exuberante y erótica como ella misma, sus senos redondos, tersos, duros, sus pezones dilatados, esculpidos, en ebullición, dignos de una Diosa, en su pezón izquierdo se denotaba un pequeño lunar tan negro como sus ojos, tan apetecible y jugoso como su sexo...

Camino hacia mí, con sus medias de seda, sus piernas tensas, con su sexo aun palpitante por lo ocurrido en el ascensor, sabía tenía el clítoris a flor de piel y su todo su sexo húmedo... esos tacones que le daban un matiz de diablesa, esa mirada, esos labios, esos pechos... ese cuerpo... lo primero que hice fue deshacerme de la corbata, ella delante de mí, fui a besarla y me rehuyó sus labios hacía tras sonriéndome maléficamente...

- Ven a mi habitación, quiero desnudarte yo... - ¿cómo iba a negarme? Dios!! No sabía ni que
pensar solo quería sexo, es como si me hubiera poseído... –

Me tumbo en la cama y a horcajadas se sentó sobre mi sexo dolorido, acto reflejo exclamé y mi cuerpo se incorporó de momento. Pero ella volvió a tumbarme, descendió hacía mis piernas y desabrochó mi pantalón mirándome, lamiéndose los labios, era una visión más que morbosa, ella desnuda, medias de seda y tacones, ni en mi mejor sueño húmedo... Hasta que me sacó los pantalones, dirigió su cara a mis boxers a punto de explotar, estaba muy excitado, me olfateo, paso sus labios por toda la extensión de mi miembro y con la mano amaso mis testículos, creo que para comprobar mi nivel de excitación... Me los bajo, deshaciéndose de ellos, dejando libre mi sexo que rabiaba incandescente por llenarse en toda su amplitud... Me desabroché la camisa sacándomela como pude, ella estaba como una leona besándome y lamiendo mis pechos, mordiéndome los pezones, succionándolos... Mis manos abriendo su sexo y rozando su clítoris con mi pene duro y caliente, mientras notaba su flujo bañarme las venas, sus caderas balanceándose en mi sexo, sus labios palpitantes y húmedos... buscando acoplar mi pene en su vagina entre espasmos de placer y gemidos... cabalgando sobre mi, cada vez con más ímpetu, estaba radiante, más deprisa, eufórica... Mi mano en su pecho presionando su pezón, mientras mi otra mano estaba en su sexo, mis dedos pellizcando como podía su clítoris hinchado y muy húmedo, ella desbocada entre gemidos, espasmos, sacudidas, gritando... y yo penetrándola más, quería llenarla de mi semen, pero quería seguir contemplándola así, sudando, tensa, caliente, cachonda,... emitía un brillo especial, cuando en una bajada y subida de sus caderas, casi se saco totalmente mi pene, yo estaba fuera de mí, que placer Dios!! Cuanto deseo, mi miembro estaba a explotar. La necesitaba, necesitaba correrme, y ella lo sabía, no sabia si gemía, o gritaba, sé que exclamaba a Dios!! Como si mi vida dependiera de esa exclamación... Con mi miembro casi fuera de su vagina tan robusto como el acero y con las venas saturadas, su flujo deslizándose por mi miembro... Ella me miró despiadada, bajo sobre el de golpe!! Que dolor!! Que placer!!... haciendo así, corrernos a la vez, entre placer y dolor, exclamamos en un absoluto orgasmo, que retumbó en las paredes de la habitación... ella aún mantenía las secuelas del orgasmo, temblaba su vientre y su pelvis, dejando su cuerdo junto al mío, recostado, sin aliento, entre convulsiones y exhalaciones...

Yo estaba exhausto y supongo que ella también, se sentó en la cama para quitarse las medias, su sexo aún palpitaba, así que al contacto con la cama noté como seguía teniendo espasmos, y le acaricié su ano, seguí subiendo por sus caderas, su espina dorsal, su pelo... me incorporé un poco y la besé en el glúteo, mullido y terso, la besé cerca de su ano y con el dedo se lo acaricié...

- Estás radiantemente bella Silvia, eres una mujer espléndida- Vi que respondió girando la mirada,
sonriéndome, así que continué acariciándoselo...

En ese momento se tumbó a mi inversa, dejándome ver la exquisitez de su sexo, de su olor de mujer... Se acercó más y empezó a lamer la cara interior de mis muslos... que placer!! Dios!! Mi sexo respondió instantáneamente... Yo le acaricié sus muslos y los acerqué para besárselos y lamérselos, seguí acaraciandole su cadera, mientras ella lamía mis ingles, mis testículos se habían vuelto a colapsar solo de sentir su boca y su lengua, mis piernas tensas y mi pene empalmado, ella lo agarró con firmeza mientras estiraba su fina piel hacia tras y con su lengua iba lubricando su desnudez a la vez que lo erectaba. Mi mano abriendo su sexo, su bello sexo, húmedo, cálido, hambriento de mí, con la piel palpitante de sus labios más íntimos, entre humedades y caricias se iba enrojeciendo más, sus cantos parecían temblar al contacto de la punta de mi lengua... a la vez que le gemía iba surcando toda su brecha, lamiéndosela con mi lengua extendida para abarcárselo todo lo posible... Dios!! Era espléndida, me lamía el glande introduciéndoselo en la boca, con la lengua jugaba con mi frenillo, me hacía temblar las piernas y el alma... Me la iba a reventar con sus idas y venidas, pero sin sacársela de la boca, cuando la sacaba succionaba tan profundamente que hacía contorsionarme y arremeter contra su boca mi miembro más y más, y a lo visto le gustaba pues cada vez eran sus succiones más largas y profundas, creo que incluso le costaba respirar entre sus gemidos, excitación, mi lengua haciendo círculos y mordiendo su clítoris erecto y sabroso, mis dedos en su vagina follándo como ella hacía en mi sexo, sorbiendo el flujo que no dejaba de verter sobre mi boca y mis manos, éramos dos fieras al borde del éxtasis...

Cuando ella vio que mi espegma empezó a salir lo sorbió, nos separamos a respirar y ella se tendió en la cama para que la tomara y me corriera, estabamos cansados pero nos podía el momento y sin dudarlo nos volvimos a ensamblar a la perfección, nuestras bocas alimentándose de nuestras ansias, del deseo, de toda la pasión y el instinto que poseíamos, mi cuerpo entre sus piernas, sus uñas en mi espalda, mi pene como jamás lo había visto henchido y poderoso, entrando en su vagina chorreando, frotando sus paredes con mis venas a reventar, ella gimiendo como un animal, yo bombeando en su cuerpo desbocado, gritando, ella implorando siguiera me araño los glúteos empujándolos contra su sexo, los músculos de todo mi cuerpo contraidos, sacándosela y metiéndosela como un desquiciado, ella más quería y más me suplicaba... todo su cuerpo arqueado sus orgasmos iban y venían, era un manantial de éxtasis... Cuando en mi mayor embestida ella explotó en un inmenso orgasmo junto a mi sexo, que derramo un enorme despliegue de semen en su vagina, a la vez que nuestros gemidos estallaron, los dos caímos rendidos, acariciándonos y abrazados. Estaba preciosa, sudada, pero preciosa, intentamos recobrar alientos... y así quede dormido...

Por la mañana al despertar la busque con la mano... halle su gata de angora blanca con un mensaje en papel en su correa, en el decía: “Me he levantado tarde cielo, he de abrir la galería. Te he dejado café en la cocina y tengo croassants y magdalenas en el mueble, te importa antes de salir dejar las ventanas cerradas, Dafne está en celo. Un beso.


Mar Sánchez©
Ier Premio II Certamen relatos erótico-pornograficos

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